Consideraciones kantianas sobre la representación, la estética, lo bello y lo sublime

Resumen

Kant (1724-1804) introdujo el término estética en la Crítica de la razón pura, refiriéndose a las formas puras de intuición sensible a priori: espacio y tiempo. Estas formas, parte de la dimensión trascendental, condicionan la recepción de intuiciones sensibles, organizadas internamente por el tiempo y externamente por el espacio. Para Kant, el tiempo subordina todos los objetos como fenómenos de la sensibilidad. Concibió el término “estética trascendental” para describir la estructura preexistente que permite la recepción de intuiciones sensibles, diferenciándose de la crítica del gusto. Kant afirma que el conocimiento requiere sensibilidad (recepción de representaciones) y entendimiento (formación de conceptos aplicados a estas intuiciones). Sin embargo, a pesar de la centralidad de la noción de representación, no proporcionó una definición completa, utilizándola en partes de la Lógica Trascendental y de la Estética Trascendental. Este estudio analiza las condiciones de su formulación y difusión en las críticas kantianas.

En el juicio estético, Kant explora por qué este no genera conocimiento, imposibilitando su universalización objetiva. Declarar algo como bello busca su universalidad, pero el desacuerdo de otros puede generar frustración, destacando la subjetividad del gusto estético.

La segunda parte aborda la Analítica de lo bello y la Analítica de lo sublime, destacando las rupturas e innovaciones introducidas por la Crítica del juicio. Se analiza lo bello en relación con el placer y el dolor, y los roles de los juicios determinante y reflexivo en la estética de lo bello. La estética de lo sublime, que abarca sus formas matemática y dinámica, se explora en sus conexiones con la naturaleza, la moral y lo informe.